El mundo está cambiando a pasos agigantados. La crisis nos está removiendo las conciencias como nunca antes lo había hecho ningún otro suceso así. Vemos a familias sin recursos salir por televisión pidiendo ayuda para poder dar de comer a sus hijos, se forma una revolución entre la sociedad para que no se cierren los comedores escolares durante el verano y los niños puedan comer de manera saludable, no queremos consentir que haya gente buscando en los contenedores de basuras y cada vez somos más solidarios. Allí donde el Gobierno no llega o donde no quiere llegar, siempre hay alguien para tender una mano, para hacer comida para los que menos tienen, para donar la ropa que ya no usa o que simplemente no necesita, o alguien que nos preste los libros de texto para que los niños puedan ir a clase sin que les falte el material.
Lo vemos también en la organización de la gente. Cada vez surgen más asociaciones. La gente se une y crea movimientos de reivindicación social y de ayuda a los demás. Se unen para impedir los desahucios a los menos favorecidos o a los que se han visto más dañados por la falta de empleo, se unen para defender la sanidad pública, la educación que pagamos entre todos o simplemente para apoyarse. Organizaciones como aquellas en las que los profesionales se intercambian servicios u otras de carácter más social como Generación Humana toman cada día más protagonismo dentro de una sociedad golpeada en lo más hondo.
Las formas en que estas asociaciones logran dinero para poder ayudar a quienes más lo necesitan están cambiando. Una de las que más de moda está es el crowdfunding. Esta consiste en la publicación, normalmente a través de Internet y de las redes sociales, de una iniciativa para la que no se tiene dinero y todos aquellos interesados en que se lleve a cabo o que la consideración una idea van aportando su granito de arena en forma de dinero para que pueda obtener los recursos necesarios para desarrollarse. Otra forma también en la donación. Muchos comedores sociales se surten simplemente de los alimentos que los vecinos llevan a sus instalaciones o de la cantidad económica que estos aportan para que puedan comprarse más cosas. Las empresas alimentarias y de productos básicos como los de higiene también donan parte de sus existencias dentro de su obra social.
Otra forma de recaudar dinero que queremos impulsar desde este artículo es la venta de productos solidarios. Creemos que el vidrio puede ayudar también a salir de la crisis a muchas familias o, al menos, a mitigar los efectos que sufran por ella. El vidrio tiene muchas salidas y podemos hacer talleres en los que fabriquemos diferentes productos con cristal para vender y que ese dinero recaudado se transforme después en ayuda social.
Por ejemplo, proponemos reciclar todos los botes de cristal que podamos. Una buena idea es usarlos para poner velas dentro y venderlos como soportes de este tipo. También, podemos pintarlos por dentro como tonos fluorescentes que venden en cualquier tienda de pinturas. Se cargarán durante el día con la luz del sol y por la noche nos servirán de lámparas.
También podemos hacer adornos con este tipo de tarros, como aquellos en los que se metían barquitos dentro, o incluso jugar con algodones o arena de colores para que queden una botes alegres que sirvan de adorno.
Con las botellas también podemos hacer manualidades que se vendan. Por ejemplo, podemos limpiarlas bien y pintarlas con motivos de vacas para reutilizarlas metiendo leche, con naranjas para refrigerar el zumo en la nevera o con motivos playeros para el agua fresca.
El vidrio tiene muchas salidas y una de ellas puede ser también la solidaridad.