Creo firmemente que no ha habido ninguna época de la historia en la que la expresión de la individualidad fuera explotada como en la época individual. No estoy hablando de principios y valores, eso es un tema para otro artículo, estoy hablando del estilo individual de cada persona.
Desde hace años, salir a la calle en las grandes ciudades, es un verdadero espectáculo al ver los diferentes looks de la gente. Recuerdo a principios de los años dos mil cuando explotó en España el tema de las tribus urbanas, y veías por la calle a góticos, hippies y metaleros todos juntos en un espacio. Y luego veías a los “canis” o “poligoneros” en sus parques, una escena general bastante curiosa a nivel social y cultural.
Podríamos pasarnos horas hablando sobre las diferencias entre unos grupos sociales y otros, pero lo cierto es que todos tenían algo en común, los tatuajes. Sí, los tatuajes se convirtieron en una costumbre o fenómeno social que rompió con muchos de los tabús que existían sobre los mismos y que acabaron marcando a una generación de personas que ha normalizado el uso de los tatuajes como forma de expresión.
Pero ojo, no queremos afirmar que los tatuajes los inventaron estas tribus urbanas, ni mucho menos. Hay vestigios que nos remontan más de 500 años en el tiempo y que demuestran el uso de los tatuajes. Por ejemplo en el antiguo Egipto se utilizaban por motivos religiosos, y quizá uno de los vestigios más claros es el de la momia de Ötzi que se encontró en los Alpes y que data del 3.255 a.C.
En la época clásica también se utilizaban, y en Grecia y posteriormente en Roma, se tatuaba a los esclavos, criminales y prisioneros de guerra, y algunos soldados también se tatuaban. Pero en esta época encontramos a los Polinesios, que eran una parte integral de la identidad social y cultural que ha perdurado hasta hoy, junto con un estilo que se ha vuelto muy popular.
Ya en la Edad moderna, los tatuajes se empezaron a poner de moda en Europa por los marineros que viajaban y adoptaban su práctica, y claramente los piratas ayudaron enormemente a que fueran identificados con algo negativo. Pero en Japón los tatuajes tienen otro sentido, pues se utilizaban por los comerciantes, artesanos y criminales, estos últimos acabaron derivando en los Yakuza y en el famoso estilo “irezumi”.
Formación necesaria
Una vez que ya hemos visto los orígenes que nos han llevado hasta la edad contemporánea, vamos a ver qué hace falta para convertirte en tatuador. Por supuesto necesitas una gran capacidad expresiva con las manos y una experiencia que te permita realizar piezas según las necesidades de los clientes, pero hay mucho más.
Para desgranar cada detalle hemos pedido ayuda a los expertos de Ritual Tattoo, un estudio de tatuajes en Alicante con más de diez años de experiencia que destaca por su equipo que pone toda la pasión, experiencia y calidad en cada tatuaje. Ritual tattoo nos ha comentado que el camino para ser tatuador es largo, y luego profesionalizarte no es sencillo.
Toda aquella persona que desee ser tatuadora debe tener una gran habilidad a la hora de dibujar y de expresarse con sus manos. Un requisito esencial es esa formación en Arte del tatuaje, donde se aprende técnicas de tatuaje, diseño y anatomía. Esto es esencial porque permitirá dar el mejor consejo y experiencia al cliente, tanto a la hora de realizar el tatuaje como en el momento de aconsejarle dónde quiere hacerse el tattoo.
Por otro lado, otra parte imprescindible es el conocimiento sobre higiene y salud, dado que durante muchos años los tatuajes se han identificado con enfermedades por el uso indebido de las agujas de las máquinas de tatuar. En este sentido, es obligatorio disponer de un certificado de higiene y sanidad que compruebe sus conocimientos en esta materia. Y junto a este certificado, también debe de conocer y cumplir la normativa de Protección de Riesgos Laborales en el uso de materiales y equipos.
Luego, una vez que ya tenemos toda esta formación, hay que aprender a tatuar adecuadamente, para ello existen academias que enseñan sobre las diferentes técnicas existentes utilizando a personas (que son conocedoras de la experiencia del tatuador) o practicando en pieles sintéticas o de cerdo, ya que esta última es bastante similar a la de los humanos.
Luego, si te decides a abrir un estudio de tatuaje por tu cuenta tienes que cumplir con las obligaciones administrativas, como lo son el alta censal como autónomo, darte de alta en la seguridad social, y disponer de un local adecuado junto con los seguros de responsabilidad subsidiaria correspondientes.
Como hemos visto, la historia de los tatuajes nos ha llevado a un momento en el que hemos pasado de utilizarlos como manera de identificar a sacerdotes o delincuentes, a ser una manera de diferenciarte del resto en base a tus gustos, experiencias o éxitos. Y la realidad es que hay que reconocer el trabajo de algunos tatuadores que hacen verdaderas obras de arte en la piel. ¿Tú tienes algún tatuaje?