Asistencia psicológica subvencionada para víctimas de violencia machista.

Asistencia psicológica

Las víctimas de violencia machista, ya sea en el hogar o fuera de él, cuentan con subvenciones y ayudas para sufragar las terapias y tratamientos psicológicos con los que hacer frente a los efectos de las agresiones que han vivido.

Los psicólogos de Canvis, un centro de psicología en Barcelona, que trabajan con mujeres y  familias monoparentales, nos cuentan que las víctimas de violencia de género cuentan con tratamientos psicológicos parcialmente subvencionados en prácticamente todo el territorio nacional.

Las administraciones públicas ofrecen ayudas a las damnificadas que funcionan como una especie de beca con la que se sufraga en parte las acciones de los gabinetes psicológicos. En algunas ocasiones, son los centros los que ponen medios propios de su parte para facilitar el acceso al tratamiento a los colectivos más vulnerables.

Los servicios sociales cuentan con programas gratuitos que incluyen la asistencia psicológica a las víctimas. Si bien podemos decir, que estos programas suelen tener listas de espera, son más lentos y a veces son insuficientes para resolver los casos más graves.

La violencia machista es una lacra en nuestra sociedad. En los 4 primeros meses del 2025 se han registrado 11 muertes por violencia machista. No hay semana en la que los informativos no den la noticia de que se haya producido al menos un asesinato más. Las muertes no son más que la cúspide de iceberg. Bajo este dato, se esconde una realidad de alcance insospechado.

Hasta llegar al momento del asesinato, las mujeres han tenido que vivir años de maltratos psicológicos y/o agresiones físicas que han soportado en silencio.

Lo mismo sucede con los abusos sexuales impartidos por determinados colectivos (grupos de jóvenes, deportistas de élite, personalidades influyentes). Muchos de ellos se corresponden con patrones de comportamiento que han sido tolerados socialmente y que llega un momento en que ya no se pueden esconder.

La violencia machista es un problema agudo que quien lo padece en primera persona son las mujeres que han tenido la desgracia o la mala fortuna de vivirlo en sus carnes. Un problema que deja una huella psicológica difícil de borrar.

Trastornos psicológicos derivados de la violencia machista.

El maltrato psicológico, físico o sexual a las mujeres produce efectos directos sobre la salud mental de las víctimas. La revista Tu Canal de Salud señala que estos son los más habituales:

  • Miedo.

El miedo suele estar presente entre las mujeres que han vivido experiencias de maltrato. Las mujeres víctimas de violencia doméstica suelen vivir con miedo a volver a encontrarse con su maltratador. Esto sucede aunque actúe de por medio una orden de alejamiento. Es un miedo paralizante que les dificulta realizar una vida normal o que les impide visitar determinados ambientes, en los que antes se desenvolvían.

En algunos casos, el miedo les impide iniciar una nueva relación, amputando, en cierto modo, su derecho a ser feliz. Es como si vivieran continuamente en alerta.

  • Ansiedad.

La ansiedad suele ser otra de las reacciones habituales, hasta el punto de transformarse en un trastorno patológico. Salir del entorno en el que se sienten protegidas o realizar una actividad que se sale de la rutina, les puede llegar a producir un nerviosismo que les bloquea por completo.

Algunas víctimas de violencia machista han llegado a desarrollar fobia social, agorafobia (miedo a estar en espacios abiertos) o enoclofobia(fobia a las multitudes).

  • Insomnio.

La situación de alerta en la que viven les provoca problemas para conciliar el sueño. Recuperarse de una situación de maltrato implica un cambio en su vida. Una transformación en la que no han conseguido romper por completo con el pasado.

Las ideas que le retrotraen a las experiencias que han vivido suelen abordarles por la noche. Cuando no están realizando ninguna otra actividad y lo que les toca es descansar.

  • Estrés postraumático.

Este es un cuadro psicológico habitual entre las víctimas de violencia machista. Sobre todo en aquellas que han vivido situaciones de maltrato prolongadas en el tiempo, o que han pasado por una experiencia impactante. Las afectadas suelen pasar por episodios de temor, de ira y de culpa. Tienden a sentirse socialmente aisladas y alejan de su cabeza cualquier emoción positiva.

Ayudas públicas.

La web del Ministerio de Justicia señala que las víctimas de violencia machista reciben asistencia psicológica a través de las Oficinas de Asistencia a las Víctimas de Delito (O.A.V.D.) De las 21.100 asistencias psicológicas que se realizaron en el 2023, 12.000 fueron a mujeres víctimas de violencia de género.

Estas oficinas sufragan directamente las operaciones de ayuda y acompañamiento que se realizan a las víctimas y sus familiares en el momento de cursar una denuncia o después de detectar una situación de maltrato.

Así mismo, el gobierno cubre en gran medida las pruebas psicológicas periciales que se utilizan en los juicios.

La atención a las víctimas de violencia machista se incluye dentro de las políticas de igualdad y de servicios sociales trasferidas a las comunidades autónomas. Los gobiernos autonómicos ponen en marcha programas de ayuda a las mujeres afectadas que suelen incluir servicios de atención psicológica.

Así, por ejemplo, la Comunidad de Madrid, cuenta con 55 puntos municipales del observatorio de violencia de género desde el que se atiende a las mujeres afectadas y se les deriva a centros psicológicos privados cuando necesitan una atención intensiva, con la opción se subvenciona total o parcialmente el tratamiento, en función de los ingresos de la víctima.

La Junta de Comunidades de Castilla y León dispone de un sistema de asistencia psicológica a víctimas de violencia de género desde el que se realizan terapias dirigidas a conseguir un cambio de conducta, de actitudes, pensamientos y sentimientos, necesario para superar las secuelas producidas por el maltrato.

Este sistema dispone de un servicio de evaluación en el que se analiza cada caso y se determinan las prestaciones esenciales y las no esenciales, encargándose la comunidad autónoma de prestar las primeras sin ningún cargo para la víctima.

Otra comunidad autónoma donde se ponen en marcha programas de atención psicológica a las víctimas de violencia machista es Andalucía. En este caso, la Junta de Andalucía programa terapias de grupo en las que reúne a varias víctimas para ayudarles a superar los traumas psicológicos derivados del maltrato.

A esto hay que sumar ayudas y subvenciones que ofrecen algunas administraciones públicas para facilitar la asistencia psicológica a las víctimas.

Respecto a la envergadura del problema, los medios públicos son limitados y, en ocasiones, insuficientes. Por lo que es frecuente hacer derivaciones a la asistencia privada.

Para mayor información te recomendamos visitar la web de igualdad, servicios sociales o las oficinas de la mujer de tu comunidad autónoma.

Una herida difícil de cicatrizar.

Las secuelas psicológicas de la violencia machista son difíciles de borrar. Los psicólogos señalan que es importante trabajar el acompañamiento a la víctima, ayudarle a subir su autoestima, hacer un trabajo de psico-educación con el que se desprendan de actitudes y pensamientos negativos, mejorar sus habilidades de comunicación y dotarles de recursos para poder controlar el miedo y la ansiedad. Un trabajo que puede llevar meses de intervención intensiva.

La psicóloga sanitaria Mónica Sagardoy subraya que la quiebra y la desestructuración de la personalidad de las víctimas suele ser considerable. En muchos casos la mujer no se siente con fuerzas para tomar decisiones que afectan a su vida. Recomponer toda esa estructura mental y psicológica derruida requiere un arduo trabajo.

El problema de la violencia en el seno de la pareja y de la familia tiene un trasfondo profundo. No es simplemente que la víctima se deja golpear o humillar. La agredida mantiene con el maltratador, vínculos sentimentales y familiares que dificultan dar un corte de raíz. La persona que le agrede es el padre de sus hijos, o el individuo del que un día se enamoró. En lo más profundo de su ser guarda la esperanza de que algún día cambie. Cosa que no sucede. Esto le lleva a aceptar una relación que con otra persona no admitiría.

Otro escenario, no menos complejo, es el de las mujeres víctimas de violaciones y abusos sexuales. La situación traumática que vivieron les deja una sensación de soledad, de aislamiento social y de culpabilidad de la que es difícil desprenderse.

La denuncia y el proceso judicial no ayudan mucho en este sentido. Tener que relatar los hechos una y otra vez les crea una sensación angustiosa. La posibilidad de enfrentarse cara a cara con el agresor o los agresores les produce ansiedad

Estamos viendo en los últimos años como algunos comportamientos de abuso, que son comprendidos o justificados, por una parte, de la sociedad, están saliendo a la luz. Me refiero al hecho de que una chica que sale de fiesta coqueteé con un chico o un grupo de chicos y aquello degenere en violencia sexual.

Aunque la víctima haya dado el paso de denunciarlo, eso no impide que se sienta mal cada vez que recuerda los hechos.

La asistencia psicológica a las víctimas es clave para que puedan retomar sus vidas. Que las administraciones subvencionen los tratamientos es lo menos que pueden hacer.

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