¿Sabes que la producción del vino se remonta al neolítico?
Pues sí, la bodega más antigua data del 6000 a.c y se localiza en Armenia.
A lo largo de toda su historia, el vino se ha asociado a la aristocracia, al lujo, a la alta sociedad, una bebida que no podía faltar en ningún banquete ni evento de interés. Con vino se han llegado, incluso, a firmar la paz. El vino realza el sabor de todos los platos, y proporciona a todo aquel que lo bebe una enorme sensación de calma y felicidad, avivando la mente, templando el alma y haciendo bailar nuestros sentidos. ¿Hay algo más placentero que una buena copa de vino acompañando a un suculento manjar?
Lo mío con el vino es auténtica pasión, y siempre que puedo me apunto a una de estas visitas turísticas a las bodegas más prestigiosas en las que además de aprender en qué consiste el proceso de elaboración del vino, nos ofrecen la oportunidad de conocer las bodega, la planta de embotellado, el depósito de fermentación o la cava de barricas. Y por supuesto, lo mejor, es la magnífica cata que podemos degustar. Mi preferida, Bodegas Bocopa, en Alicante, que ofrece una cata de 6 de sus mejores vinos dirigida por sumiller en su aula de catas profesional, y a precios realmente razonables. Se lo recomiendo a todas aquellas personas enamoradas del vino, como yo. No es necesario tener conocimientos previos de la cultura del vino, solamente dejarse llevar por su experto sumiller para desvelar los secretos que alberga su incomparable vino a través de los cinco sentidos. Y de regalo te llevas una foto con sombrero de yute. Sinceramente yo me lo paso genial, aprendo mucho, me divierto y conozco a multitud de gente interesante.
Una de los temas que entra a debate sin parar entre los miembros de mi asociación “amig@s del vino”, es la siguiente: el vino, ¿mejor en vidrio o en cristal?
Para responder a esta pregunta, hemos hablado con un sumiller de reconocido prestigio en el mundo de la enología, Joan Carles Font. Él lo tiene claro, ¿quieres saber lo que ha dicho?
Cristal, siempre cristal
Aunque la mayoría de la “cristalería” se fabrica en vidrio, sí es cierto que las mejores copas de vino, las de calidad, son de cristal.
El vidrio es un material inorgánico y amorfo que se encuentra en la naturaleza, aunque también puede ser producido artificialmente por el ser humano, a partir de arena de sílice, carbonato de sodio y caliza, a unos 1500ºC, y es empleado en la fabricación de ventanas, botellas, lentes…
El cristal, por el contrario, es un sólido cristalino, no amorfo, y su clasificación atiende a su simetría. Teniendo en cuenta esto, nos encontramos que se pueden diferenciar 7 sistemas cristalinos, cuyo nombre hace referencia a una forma geométrica:
- Cúbico (cubo)
- Tetragonal (prisma recto cuadrangular)
- Ortorrómbico (prisma recto de base rómbica)
- Monoclínico (prisma oblicuo de base rómbica)
- Triclínico (paralelepípedo )
- Romboédrico (paralelepípedo cuyas caras son rombos)
- Hexagonal (prisma recto de base hexagonal)
Y es que una buena copa de cristal, mantiene la temperatura, y en el vino, este es un elemento muy importante, ya que una mínima diferencia, puede provocar alteraciones en las propiedades organolépticas del mismo.
Para disfrutar de una copa de vino en todo su esplendor, esta no debe estar demasiado llena, no debiendo superar los 150 ml, dejando espacio suficiente para que el vino se oxigene y proporcionando un agradable aroma.
Las mejores copas de vino
La copa de vino de Burdeos se caracteriza por su forma alargada y estrecha, lo que la convierte en la copa perfecta para degustar un vino joven, y por qué no, alguno de crianza.
La copa de vino de Borgoña, es por norma general, más pequeña, pero en la parte superior es algo más ancha que la primera, lo que favorece aun más la oxigenación del vino. Es, por tanto, la copa ideal para saborear un buen vino de reserva o de crianza, que tardan más tiempo en descubrir su verdadero aroma.
Recuerda, bebe con moderación, y sobre todo, no conduzcas cuando lo hayas hecho. Tu seguridad es la de tod@s.