Hay quien colecciona cosas normales. Es decir, cromos, pins, banderas, puzles. Luego están los que son un poco más frikis y les da por coleccionar cosas del tipo bolas de nieve, perchas de los hoteles o camisetas de fútbol asiático. Y luego están los coleccionistas que tienen mucho gusto y apuestan por coleccionar objetos de vidrio. Pues bien, en este grupo me incluyo yo. Una afición que me viene desde muy pequeño cuando comencé a recopilar todo lo que tuviera que ver con el vidrio.
La nobleza del material nos permite, por sus peculiares características, estudiar en cada pieza su materia y deducir la lógica técnica con la que fue creada. Las burbujas, impurezas o pequeñas irregularidades, nos habla de este noble arte del vidrio artesanal tradicional, mientras que la perfección brillante y contundente del cristal de plomo nos producirá otras sensaciones. Curiosamente existe un libro que se titula Los Coleccionistas de Vidrio, y oye, como que me siento identificado, pero solo con el nombre, porque el argumento no tiene nada que ver. Un libro que recomiendo para su lectura.
Alternativa al plástico
En un mundo en el que desgraciadamente reina el plástico, las botellas de vidrio u otros materiales duros empiezan a ser casi una curiosidad. Así lo entiendo y que lleva más de dos década rescatando tesoros que otros descartan. Por ejemplo colecciono botellas de vidrio que me gustan. Ya sean de bebidas con o sin alcohol. Son muy llamativas las de cerveza de otros países. Por ejemplo tengo una de Bélgica que parece una obra de arte. Pienso que detrás de cada botella hay mucho trabajo, mucha gente que para mí son verdaderos artistas.
Aunque lo que más me llamó la atención cuando fui conociendo este mundillo es el cristal de Lalique. A este personaje se le puede considerar un verdadero poeta del cristal. Con el cristal que este francés descubrió se han hecho los jarrones, frascos de perfume, joyas y otros fascinantes objetos de cristal más bonitos del mundo. Son únicos y magistrales. Lalique fue uno de los grandes vidrieros de su época y sus creaciones, reconocibles al instante, tuvieron una enorme influencia en los objetos de vidrio de estilo modernista y art déco. Hoy en día, el cristal de Lalique es un artículo de colección muy buscado y ocupa un lugar importante en muchas colecciones de todo el mundo. Sus obras están en museos, aunque también se pueden conseguir por Internet. El vidrio Lalique siempre mantendrá su precio, pero más importante aún es que coleccionar estos preciosos objetos de cristal implica poseer algo verdaderamente bello.
Dónde encontrar gangas
Yo económicamente no me lo puedo permitir, así que me tengo que conformar con echar un vistazo a Internet y buscar artículos que están a mi alcance. Siempre entro en la web de liquistocks.com, ya que ofrecemos productos nuevos de primera calidad al mejor precio del mercado, sin competencia. Ellos compran y venden stocks de todo tipo procedentes de juzgados mercantiles, liquidaciones concursales, aduanas, subastas, embargos, cierres de empresas, fábricas y almacenes. Más de una vez he visto algún objeto chulo.
Cada botella de mi colección tiene su historia, su anécdota y las recuerdo a todas. Algunas las he comprado, otras le fueron regaladas por amigos, vecinos, parientes y conocidos de distintos lugares. También conservo un botellón que data de más de medio siglo, donde mi abuelo compraba el vino suelto en tiempos lejanos. No es la que tiene más valor económico, pero sí es la que tiene un mayor valor sentimental, ahora que mi abuelo ya no está. Pero no solo colecciono botellas, también lo hago con botes de conservas, o joyas de vidrio, aunque estas muchas veces son prohibitivas para mí.
Es mágica la relación que tengo con mis objetos de vidrio, que ya han pasado a ocupar una parte de mi vida que solo pueden comprender personas que, como yo se sumergen en el fascinante mundo de coleccionar. ¿Verdad? Y tú, ¿qué es lo que coleccionas?
Mi gran orgullo es poder exhibir mi colección y por eso a veces en mi pueblo hago exposiciones en fechas de verano. Además agradezco a quienes me ayudaron a ampliarla, convirtiendo con paciencia mi pequeño mundo de ilusión, como encerrando el tiempo en las frágiles botellas de mi colección. Seguiremos creciendo.